lunes, 20 de julio de 2015

¿Por qué debemos los docentes cambiar nuestra forma de actuar en las aulas? El curso FCS nos da algunas indicaciones.


FCS MODULE 1

El curso Future Classroom Scenarios (FCS) creado por European Schoolnet en colaboración con iTEC Project contiene 6 módulos y se inició el 28 de julio de 2014 para explorar conceptos y herramientas centradas en la enseñanza y aprendizaje innovador. Fue diseñado para dar respuesta a los nuevos retos con los que se enfrentan los docentes en todo el mundo para incorporar las nuevas tecnologías en la educación y el impacto de ésta en la enseñanza y aprendizaje. El curso está disponible en red en el siguiente enlace FUTURE CLASSROOM SCENARIOS para todo aquél que tenga interés en adentrarse en este maravilloso mundo de la innovación. Lo único que no podremos disfrutar es del intercambio real que los participantes hicieron.

Debemos destacar la presencia de personas punteras en educación como Val Brooks, Michal Přibyl y John Warwick.

Por su parte iTEC Project se encarga de diseñar el Aula del Futuro y está compuesto por 15 Ministerios de Educación de toda Europa. Engloba docentes, legisladores, expertos pedagógicos –representantes de cada etapa de los procesos educativos para introducir prácticas educativas innovadoras en los colegios de Europa.

El Módulo 1 se centra en ideas y conceptos claves que nos harán reflexionar sobre nuestra actual práctica y por qué deberíamos cambiarlo. Se realiza una introspección sobre la realidad del aula a lo largo de la historia (pasado, presente y futuro), se tiene en cuenta las destrezas del siglo XXI y su papel en el aula.

La primera cuestión de por qué deberíamos cambiar nuestra forma de actuar viene unida a otras como ¿ha resultado ser efectiva nuestra forma de proceder en el aula con los alumnos? ¿Por qué deberíamos introducir la tecnología en la enseñanza? Deirdre Butler Catedrática sobre Aprendizaje Digital en la Universidad de Dublín, responsable de diseñar y coordinar programas de aprendizaje afirma que los cambios en la sociedad han sido tan significativos que nosotros, los docentes, deberíamos de reflexionar en cambiar nuestra forma de actuar porque debemos de preparar a los alumnos para una sociedad cambiante, para reflexionar lo que hacen, aprender a aprender porque no podemos saber qué tipo de trabajos existirán dentro de 10 años. No vivimos ya en una sociedad estática y prueba de ello son los aparatos, los softwares, el cómo interactuamos hoy en día. Deberíamos por tanto prestar atención a cómo nos relacionamos con los alumnos, cómo se relacionan ellos, cómo aprenden. De igual forma, la propia sociedad debería cambiar su percepción del docente, ya no somos fuente de conocimiento, sino diseñadores de experiencias que tienen como meta principal comprometer a los alumnos a participar para que lleguen a saber cómo pueden aprender mejor y continúen realizando ese tipo de reflexiones a lo largo de su vida. Y en este cambio metodológico, los docentes deben arriesgarse, tener derecho a equivocarse, aprender, diseñar emocionantes situaciones de aprendizaje y compartirlas con otros. Estamos en una era en la que los docentes deben cooperar entre ellos,  construir comunidades, ayudarse unos a otros donde la escuela se configura como una organización de aprendizaje.

En todo ello, ¿cuál es el papel de las nuevas tecnologías? Las nuevas tecnologías nos permiten aumentar o extender la cognición, trabajar de múltiples formas, tener una amplitud de medios a la hora de trabajar y están interrelacionadas con las múltiples formas de estilos de aprendizaje, nos permiten hacer cosas que no podíamos hacer antes por ejemplo explorar conceptos que antes eran inexplorables. Podemos colaborar con multitud de profesionales en tiempo real y que experimentan los mismos problemas y así llegar a comprender mejor las realidades sociales.

Bart Verswijvel, Asesor Pedagógico en el European Schoolnet nos hace partícipes de una breve perspectiva sobre la organización de los espacios de aprendizaje en el pasado y luego explora diferentes formas de disponer el aula y los ambientes de aprendizaje. Desde el comienzo de todos los tiempos, la gente ha transmitido sus destrezas, conocimientos y valores a las generaciones venideras. La forma en la que estaba organizada la educación era diferente a como la estructuramos hoy en día. La educación era privada y sólo para los ricos como en la Grecia y Roma Antigua o estaba organizada por los monasterios o la Iglesia como en la Edad Media. La educación también se dio de manera informal: los artesanos aprendieron su oficio en su lugar de trabajo. La educación formal y obligatoria para todos como la conocemos hoy en día no existe desde hace mucho. Es el gobierno en lugar de la Iglesia o los monasterios el encargado de impartir educación y de difundir el currículo. Desde la Revolución Industrial tenemos la producción en masa en las industrias y trajo consigo consecuencias para la educación. Mientras los padres estaban en las fábricas, los niños pasaban el tiempo en el colegio. Es sorprendente ver las similitudes entre el colegio y las producciones en masa en las industrias. La posición de los alumnos y cómo debían comportarse en clase se corresponde con la vida de la antigua producción de masa. En la sociedad actual muchas de las actividades que debían hacer los trabajadores las realizan ordenadores y máquinas. Las fábricas y los lugares de trabajo han cambiado. Las tecnologías han aparecido de tal forma que los trabajadores necesitan de nuevas destrezas por lo que esa transición también debe suceder en las escuelas. Las sociedades han cambiado profundamente y los alumnos también precisan de nuevas destrezas. No se desecha el modelo tradicional sólo se aboga que no sea el único existente en el aula.

El ambiente físico en el aula tiene un gran impacto en la forma de aprender, en cómo las actividades tienen lugar y en los resultados de los alumnos. Muchos docentes prefieren el agrupamiento en fila por motivos de fácil manejo de la clase, el de forma de herradura que permite a los discentes mantener contacto visual con sus compañeros, en grupo de 4 o incluso más flexibles para utilizar estrategias colaborativas.

Existen también otras cuestiones relevantes como el papel que otorgamos a los alumnos, ¿son sólo audiencia de los docentes? ¿Les damos libertad de definir sus propios objetivos de aprendizaje? ¿Introducimos las nuevas tecnologías y permitimos que traigan sus propios aparatos? ¿Fomentamos el aprendizaje externo? La mayoría de los centros están llenos de cajas. Cada caja contiene una asignatura, un grupo clase, un horario. Esta segregación de asignaturas puede que no coincida con la realidad social en la que hoy vivimos. ¿Necesitamos siempre de la presencia del docente para aprender? Los cambios en el mundo laboral serán una constante en nuestra vida por lo tanto debemos convertir a nuestros alumnos en aprendices de por vida. Los papeles deben redefinirse, los docentes deben comunicarse con los alumnos de diversas maneras, los alumnos deben hacerse responsables de su aprendizaje, los espacios flexibles en el aula permiten incorporar más estilos de aprendizaje, la flexibilidad es crucial en la organización del aula de tal forma que debería facilitar las destrezas del siglo XXI, potenciar el aprendizaje a largo plazo.

Pero, ¿cuáles son las famosas destrezas del siglo XXI? Roger Blamire, Asesor del European Schoolnet hace una aproximación a las mismas. El papel del docente ha sido desarrollar destrezas, actitudes y conocimiento para que los alumnos sean ciudadanos participantes en la sociedad y lo han hecho dentro del aula pero los cambios y presiones están transformando esa concepción. ¿Qué destrezas deben los alumnos adquirir? Memorizar hechos hoy en día es menos importante gracias a las nuevas tecnologías. Cuando hablamos de destrezas hablamos de experiencia, la habilidad de hacer algo. Y de competencia como una combinación de conocimiento, destrezas, actitudes y valores aplicado a un dominio concreto. Y en este sentido es de vital importancia las competencias claves de la Unión Europea: comunicación en el idioma materno, comunicación en idiomas extranjeros, competencia matemática, competencias básicas en ciencia y tecnología, competencia digital, aprender a aprender, competencias sociales y cívicas, sentido de la iniciativa y del emprendedor, conciencia y expresión cultural.

Todas estas competencias están intercomunicadas y son interdependientes y pueden agruparse en las siguientes competencias claves del siglo XXI: la creatividad, la comunicación, la colaboración, competencias digitales, pensamiento crítico, responsabilidad social y personal.

La creatividad como la facilidad de imaginar y expresar o producir algo nuevo y de valor de manera individual o colaborativa, usando, innovando, corriendo los riesgos calculados, aprendiendo de los fallos y evaluando para mejorar. Para fomentar la creatividad nos podremos valer de las diferentes herramientas que las nuevas tecnologías ponen a nuestra disposición.

La comunicación es otra de las competencias claves. Es importante saber expresarse en la propia lengua y en otras también en diferentes situaciones y saber adaptarse a ellas.

La colaboración no es sino trabajar en equipo para resolver una tarea y alcanzar un objetivo común, contribuyendo con ideas y opiniones así como respetando la de los demás y desempeñando los papeles oportunos en cada momento y circunstancia (líder, seguidor, etc) De igual modo, las herramientas digitales juegan un papel crucial dentro y fuera del aula o del horario escolar.

Las competencias digitales que a su vez apoyan otras competencias las dividimos en:

-      Competencias operacionales, facilitando que las cosas funcionen al seleccionar, acceder y usar recursos digitales y medios sociales para comunicarse, colaborar, aprender, resolver problemas o en definitiva, divertirse.

-      Dominio de la información: esto implica evaluar la información de manera crítica, comprendiendo los aspectos éticos y legales y siendo un ciberciudadano seguro y responsable

El pensamiento crítico es importante ya que el mundo puede ser complejo con amplitud de información y por ello los alumnos deben ser capaces de resolver problemas reales, valorar diferentes opciones y tomar decisiones, construyendo conocimiento, analizándolo. Deben tener responsabilidad personal con aprender a aprender, en otras palabras, ser responsable de su aprendizaje dentro y fuera del centro escolar para lograr un eficaz autoaprendizaje. Debemos inculcarle el gusto por aprender, comprendiendo las fortalezas y debilidades de uno, reflexionando en ello, la metacognición, autoformación bien planeando alcanzar objetivos personales o adaptándose a los cambios e intentando manejar los inconvenientes emergentes. En resumen ser un ciudadano comprometido activamente con y para la comunidad y las actividades políticas.

Pero dichas destrezas no son sólo aplicables para los discentes sino también para los docentes. Debemos modelarnos en cómo hacer las cosas, en cómo crear contextos para fomentar la adquisición de dichas destrezas, ese debe ser nuestro objetivo principal.

Todas estas destrezas deben ser evaluadas, todo un reto que debemos afrontar por ejemplo al evaluar la contribución de un alumno a un producto/resultado de la colaboración de otros. Sin embargo, las nuevas tecnologías nuevamente dan la solución al incorporar herramientas que facilitan la evaluación formativa y sumativa de las destrezas.

¿Cómo puede llegar a ser el Aula del Futuro? No hay una única respuesta a tal pregunta. En Bruselas se ha creado un espacio de aprendizaje flexible organizado entorno al desarrollo de las destrezas del siglo XXI. En ella el aula aparece dividida en 6zonas de aprendizaje donde los alumnos crean, intercambian, desarrollan, investigan, presentan e interactúan y se convierten en verdaderos investigadores y responsables de su aprendizaje y todo con ayuda de las nuevas tecnologías. Para leer más al respecto ir al POST SIGUIENTE.

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